sábado, enero 31, 2009

EDITORIAL DE HORIZONTE SUR

A continuación un editorial de mi amigo argentino Jorge E. Rulli de su programa radial Horizonte Sur. Los individuos Grobocopatel y Barañao a los que hace referencia en el primer párrafo son los zares de la soya en Suramérica.


EDITORIAL DEL DOMINGO 18 DE ENERO DE 2009

Las noticias que nos llegan de Palestina son cada vez más espantosas, y comenzamos a comprender que Israel no solo parece haberse adueñado del gobierno norteamericano, sino que, en su extrema crueldad con la población civil en Gaza, está anticipando las próximas guerras del Imperio. Gaza es un laboratorio de las nuevas guerras, en que se experimentan armas pavorosas y pavorosas tecnologías, tales como los explosivos mezclados con polvo de tungsteno, que desgarran cuerpos y provocan cánceres en el mediano plazo, o los misiles de precisión aterradora que son capaces de volar una sola casa con toda la familia que la habita. Pensar que en Gaza se ensayan las nuevas guerras contrarrevolucionarias de la postglobalización o acaso de la etapa del poder del conocimiento, de que nos hablan Grobocopatel y Barañao, nos ayuda a comprender situaciones de la actual circunstancia argentina.

Comencemos por afirmar que el glifosato de Monsanto, es mucho más que un herbicida sistémico que acompaña a las sojas genéticamente modificadas. Numerosos estudios realizados en lugares como la frontera ecuatoriano colombiana sugieren que las formulaciones utilizadas durante la fumigación aérea con glifosato, tuvieron un importante efecto genotóxico sobre los individuos expuestos. Es decir, que existirían evidencias de destrucción de cromosomas en células, por exposición a glifosato durante las fumigaciones, y se indica la necesidad de realizar más estudios sobre individuos expuestos al tóxico, para determinar su posible influencia sobre el material genético y sobre su descendencia. Las fumigaciones aéreas que sufre Ecuador, son llevadas a cabo por el Gobierno colombiano con el pretexto de terminar con los cultivos ilegales. Ecuador ha presentado en enero de 2007, una protesta frente a la OEA por estas fumigaciones que "afectan a la población, a la flora, a la fauna y al medio ambiente de la región fronteriza ecuatoriana".

Cuando se investigan las circunstancias de la guerra contra los cultivos ilícitos en Colombia, se comienza a vislumbrar que el glifosato no es entonces solo un herbicida, sino que es también, un arma de control social como lo fue asimismo el agente naranja durante la guerra de Vietnam, apropósito del cuál, debemos recordar, uno de sus principios activos era el 2,4D, es utilizado profusamente dentro del paquete tecnológico de la siembra directa en la Argentina, en especial durante el período que se denomina de barbecho químico, antes de la siembra de la soja. El altísimo índice de abortos en muchas localidades rurales de nuestro país, puede ser con cierta seguridad atribuido al 2.4D. No obstante, resulta difícil escuchar hablar de estos riesgos y las voces médicas que lo hacen son rápidamente acalladas. Convengamos que estos paquetes tecnológicos, en especial el glifosato, son entonces, un arma contra las poblaciones, no importa que el fumigador no sea consciente de ello. El uso masivo del glifosato, tal como se lo emplea en la Argentina, y considerando que es imposible evitar la exposición ambiental a plaguicidas en pueblos rurales, obliga a la emigración de la población rural, del campo a la ciudad. El glifosato aporta de esa manera a ese imaginario propio de la globalización, de que el campo es un lugar destinado a cultivos industriales de gran escala, mientras que los lugares donde se vive o donde se debe habitar, son las zonas urbanas devenidas megalópolis, cada vez con mayor inseguridad y sumergidas en miserias y colapsos ambientales indescriptibles.

LEAN EL RESTO EN: http://horizontesurblog.blogspot.com/

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viernes, enero 30, 2009



To be published in February 2009 by Third World Network













site and contents copyright Jack A. Heinemann 2009

Can we feed the world in the year 2050? If we can, will it be at the price of more distant futures of food insecurity? 21st Century Earth is still trying to find a way to feed its people. Despite global food surpluses, we have malnutrition, hunger and starvation. We also have mass obesity in the same societies. Both of these phenomena are a symptom of the same central problem: a dominating single agriculture coming from industrialized countries responding to perverse and artificial market signals. It neither produces sustainable surpluses of balanced and tasty diets nor does it use food production to increase social and economic equity, increase the food security of the poorest, and pamper the planet back into health.

This book is about a revolution in agriculture envisioned by the International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development (IAASTD), a multimillion dollar research exercise supervised by the UN and World Bank that charts sustainable solutions. The solutions are of course not technological, but technology will be a part of the solution.

Which technology? Whose technology?

Hope Not Hype is written for people who farm, but especially for people who eat. It takes a hard look at traditional, modern (e.g. genetic engineering) and emerging (e.g. agroecological) biotechnologies and sorts them on the basis of delivering food without undermining the capacity to make more food. It cuts through the endless promises made by agrochemical corporations that leverage the public and private investment in agriculture innovation. Here the case is made for the right biotechnology rather than the ‘one size fits all’ biotechnology on offer. This book provides governments and their citizens with the sound science in plain language to articulate their case for an agriculture of their own—one that works for them.



http://sites.google.com/site/jackheinemann/

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jueves, enero 29, 2009

URUGUAY: El predominio verde del agronegocio

Enero 21 2009

http://www.flickr.com/photos/marcos_hb/

Ambiente, Derechos Humanos y una crítica relación sociedad/Estado
URUGUAY, HOY COMO AYER*

En los últimos años en Uruguay “se ha registrado un marcado incremento de la forestación artificial, una expansión de la superficie agrícola, y existe una intensificación productiva creciente en el agro e incipiente en otros sectores. Estas tendencias ejercen presión sobre los recursos naturales” [1]. En 2008 los señalamientos sobre los impactos ambientales del modelo de desarrollo han trascendido al ambientalismo e incluyen como principales impactos la expansión de los monocultivos (soja y árboles), la falta de control sobre el uso de la tierra y la “extranjerización” de la misma, tendencias que configuran un escenario potencialmente negativo de no tomarse las medidas de control necesarias.

En 2008 Uruguay sufrió el avance de los cultivos de soja transgénica, la profundización del modelo celulósico y la pretendida revisión de un debate ya laudado en Uruguay (la generación de energía nuclear en el país), que encuentra nuevos bríos al ser impulsado desde los más altos niveles del Gobierno progresista del presidente Tabaré Vázquez [2]. Estas discusiones hicieron dudar una vez más acerca de los fundamentos participativos y democráticos de las políticas ambientales en el país, algo que por otra parte también fue señalado en el II Congreso del Pueblo [3], una instancia que concentró a lo largo de un año (concluyendo sus instancias centrales en septiembre último) al más vasto espectro de organizaciones sociales que se hayan congregado en torno a una tarea común en la era post dictadura.

Teología de la soja y del eucalipto

En mayo de 2008 se editó La nueva colonización. La soja transgénica y sus impactos en Uruguay [4], en el que se analizan los impactos ambientales, sociales y económicos del crecimiento avasallante de este cultivo en el país. En el mismo se señala que el avance de la soja, con 461.900 hectáreas sembradas en la zafra 2007/08 (mientras que en la zafra 1999/2000 la superficie se encontraba apenas por debajo de las 9.000 hectáreas) “determina que hoy en día este cultivo represente más de la mitad del área agrícola nacional”.

Dicho trabajo demuestra que la “sojización” se encuentra intrínsecamente ligada al accionar de “capitales extranjeros que han propiciado la emergencia de nuevos actores (…) también presentes en los países vecinos, [quienes] administran grandes sumas de capital realizando casi únicamente agricultura extensiva en extensas superficies de tierra arrendada, contribuyendo así al generalizado proceso de concentración y extranjerización de la producción y la tierra”.

Es de destacar que dicha expansión del cultivo de soja transgénica, así como otros aspectos del agronegocio, se vio acelerada en 2008 debido a las medidas adoptadas por el Gobierno de la República Argentina, que gravaban sensiblemente los saldos de exportación de dicho cultivo. El crecimiento exponencial de la soja con carácter de monocultivo ha hecho que este agronegocio, especialmente en 2008, abandone sus regiones “tradicionales” del litoral oeste del país, para alcanzar zonas especialmente sensibles en la producción de alimentos básicos para el mercado interno [5].

En julio de 2008 caducó la moratoria de 18 meses dispuesta oficialmente para la aprobación de nuevos eventos transgénicos, plazo que en sus inicios implicaba la revisión de las variedades genéticamente modificadas ya aprobadas, lo que a la postre no ocurrió, iniciándose lo que oficialmente se catalogó como “coexistencia” entre agricultura tradicional y transgénica.

Tras conocerse la decisión del Gobierno de tolerar dicha “coexistencia”, la Asociación de Productores Orgánicos del Uruguay, la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina y REDES-Amigos de la Tierra Uruguay señalaron que la misma “amenaza la biodiversidad por los altos riesgos de contaminación genética, y avala definitivamente el ingreso a Uruguay de esas variedades modificadas en beneficio de grandes empresas del exterior, lo que aumenta la extranjerización de la tierra y expulsa a los pobladores del campo”. Asimismo, el organismo oficial que resolvió sobre el tema descartó implantar la obligatoriedad del etiquetado de productos alimenticios nacionales y extranjeros que contengan organismos genéticamente modificados.

Otro formato del agronegocio que ha querido asimilarse a un sinónimo de modernidad es la expansión forestal y celulósica. La atracción de inversiones extranjeras para estos sectores ha adquirido en los últimos años un rango de “política de Estado”, en tanto existe una legislación de promoción vigente desde 1988 que atrae a nuevas empresas que evalúan diversos proyectos para radicarse en el Uruguay. Durante 2008 este modelo se consolidó con el funcionamiento a pleno de la planta de celulosa de la empresa finlandesa Botnia, el comienzo de la construcción de la planta de la española ENCE en el departamento de Colonia, la decisión de la empresa portuguesa Portucel de radicarse en el país y la fuerte adquisición de tierras para forestar por parte de la sueco-finlandesa Stora-Enso.

Hasta el momento no se han analizado ni evaluado cuáles serían los potenciales impactos de la ampliación de la forestación en el país para proveer de materia prima a grandes plantas industriales de producción de celulosa. En determinadas circunstancias este proceso se está llevando a cabo en desmedro de otros derechos, con el objeto de facilitar la concreción de estas inversiones, como por ejemplo asegurando procesos de confidencialidad ante pedidos concretos de información por parte de organizaciones de la sociedad civil, aprobando excepciones a la legislación vigente a favor de estas empresas, o también firmándose convenios público–privado entre empresas y dependencias estatales como el Instituto Nacional de Colonización [6].

El modelo forestal en Uruguay se caracteriza por estar altamente concentrado en manos de poderosas empresas multinacionales. El 90 por ciento de las tierras forestadas pertenece a solamente 15 empresas, de las cuales las tres mayores controlan más de 550.000 hectáreas. En particular ENCE posee en el Uruguay cerca de 180.000 hectáreas.

Entre los principales impactos ya constatados por el avance de la forestación están los que repercuten sobre el ecosistema de pradera, documentados en un informe del propio Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de 2007, y la destrucción del monte nativo. El 19 de agosto último el MGAP anunció la suspensión temporal de todos los trámites de ENCE ante la Dirección Forestal, por haberse constatado la tala ilegal de cerca de 80 hectáreas de monte indígena en el departamento de Paysandú para plantar eucaliptos. El propio ministro de Agricultura Ernesto Agazzi calificó el suceso como un “desastre ecológico”, mientras que para la empresa el hecho se debió a un “error de planos” [7].

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The new weapons of genetic engineering

GRAIN

Over the last few years biotech laboratories and industry have developed two new techniques – artificial minichromosomes and transformed organelles – which, the industry claims, will allow it to overcome the problems it has faced until now with GMOs, especially their low efficiency and genetic contamination. But basic biology and maths indicate that, contrary to what the industry claims, the new technology will not prevent genetic contamination in plants. In fact, as the two technologies converge, the frightening possibility arises that contamination will reach a new level of toxicity, and occur not only within organisms of the same species but also between species as different from each other as plants and bacteria, or plants and fungi.

From its very beginning, genetic engineering has faced two tremendous barriers. First, there is the undeniable fact that the theory that each gene is responsible for a single characteristic (one gene–one trait), if it is true at all, holds true for only some genes. The more that is learnt about the functioning of cells and organisms, the more flexible and multiple the links between gene and function are found to be. [1] Second, there is the complex and powerful self-regulating capacity of chromosomes and genomes, which leads them to expel, delete or “silence” genetic material which is not part of their normal make-up. Mutations occur very often in nature, and most of the time the genetic material itself triggers mechanisms that “correct” or delete these mutations. The result is an amazing and stubborn stability of form and function. [2]

Three major practical effects derive from this: multiple and unexpected side-effects from genetic engineering; a very low rate of successful, stable expression of the engineered traits; and an overwhelming difficulty in genetically engineering traits that involve several genes. The biotech industry has addressed the first problem by not releasing engineered organisms with obviously harmful side-effects and by denying side-effects when they have occurred in the field or lab, or in animals and human beings. Industry has also been very careful to avoid acknowledging that fewer than one per cent of their attempts at genetic engineering are successful in any way. They are also reluctant to admit that none of the attractive initial promises of biotechnology – that it would make all plants capable of fixing nitrogen and acquiring phosphorus, that it would produce plants tolerant of drought, salt and heavy metals, and that it would manufacture new vaccines – has been delivered. A key factor in explaining this is that all these characteristics or products involve gene complexes; by contrast, almost all current biotech products are based upon single genes (plants that are tolerant of herbicide and plants that contain Bt toxin are two good examples).

As well as harming their public image, these failures have serious practical consequences for the companies, as they reduce their efficiency and limit their potential profits. Not surprisingly, the industry has long sought new approaches to overcome these limitations. Biotechnologists and the biotech industry are now saying that a major breakthrough has taken place: they are now able to build small artificial chromosomes that carry multiple genes and become fully functional once inserted into a cell. Due to their small size, these artificial chromosomes are called “minichromosomes”. It is claimed that they will make the engineering of complex traits possible and that they will dramatically reduce side-effects, as they will not disrupt the native genetic material of the engineered organisms. [3]

A second important development has also taken place, with much less media coverage: the genetic engineering of cell organelles, such as chloroplasts and mitochondria. Because there may be multiple organelles (up to hundreds) per cell, this technique would allow a much stronger expression of the engineered traits. As GE organelles are not transferred through pollen, the industry also claims that genetic contamination of plants would be prevented.

There is still much that is unknown. New research is uncovering a remarkable level of complexity in the web of interactions between genetic material, whole organisms and the environment, which raises questions about how efficient the new technologies will be. Looked at from a commercial point of view, however, it is certainly true that, even if it works only partially, the technology will open up for the industry a whole new world of biotech products and patents. This is because it extends the range of patentable “inventions” beyond genes and traits to chromosomes and complete physiological processes.


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miércoles, enero 28, 2009

La sequía tóxica: "Duelo al sol"
Los animales mueren de sed, los arroyos desaparecen, los girasoles se inclinan abrumados, el sol parece ser de plomo y el cielo no promete lluvias sino más y más calor. En el paisaje asolado solo quedan indemnes los campos de soja. El yuyito que decía la señora presidenta: como si nada. Cosa de mandinga!
Por Jorge Eduardo Rulli
La sequía ardía esta semana que termina, en los campos entrerrianos que visitamos, y no es una figura literaria. Las llamas en algunos lugares, nos encendían la cara que acercábamos a las ventanillas del auto. Los animales mueren de sed, los arroyos desaparecen, los girasoles se inclinan abrumados, el sol parece ser de plomo y el cielo no promete lluvias sino más y más calor. En el paisaje asolado solo quedan indemnes los campos de soja. El yuyito que decía la señora presidenta: como si nada. Cosa de mandinga! ¿Cuánto tiene que ver el monocultivo y los desmontes previos con esta sequía infernal? Vale preguntárselo. Las decisiones políticas que alguna vez se tomaron, han hipotecado este presente en que vivimos, y tal vez sus consecuencias comprometan a varias generaciones de argentinos que aun no nacieron.
Hemos estado registrando en la cámara los casos más agudos que han dejado las fumigaciones, en una zona en que las víctimas abundan y en que los testimonios perturban el espíritu. Las declaraciones de Fabián Tomassi en Basavilbaso, refieren no solo a los males actuales que lo tienen postrado, sino también a una agricultura química extendida, que se continúa practicando no obstante ser absolutamente criminal. Regar venenos desde el aire o desde máquinas terrestres es un atentado a la vida, pero hacerlo como se hace ahora, con pilas de recetas en blanco previamente firmadas por los profesionales, haciendo mezclas de cuyos resultados potenciados no se tiene la menor idea y respetando tan solo la ley de meterle siempre más de lo indicado en los marbetes y darle a los yuyos o a la plaga con lo más pesado, es terriblemente sicótico y es, sin embargo, una práctica corriente y generalizada, que enferma gravemente a las poblaciones y por supuesto, también a quienes la practican. En Gilbert visitamos a la familia Portillo. Eran chacareros pobres a la antigua, o sea que tenían unas pocas hectáreas y las utilizaban para hacer algo de lechería, aves de corral y los cultivos forrajeros necesarios, también algo de huerta y de frutales que servían para el propio sustento o para vender en las zonas cercanas. Tuvieron la desgracia de que se les instalara un sojero como vecino. Cuando se les murieron los cultivos y las aves de corral, cuando los árboles dejaron de dar fruta y en el terreno no les crecía más nada, no tuvieron más opciones que trabajar de banderilleros en las fumigaciones y ayudar al sojero con el desmonte y el monocultivo. Dos de los niños han muerto y algunos de los adultos se encuentran muy afectados. Tuvieron que vender el campo y ahora el sojero, que lo ha comprado, lo ha incorporado al monocultivo y ha hecho desaparecer algunas de las pruebas del crimen, tal como el pozo de agua contaminada del cuál bebía la familia. Las complicidades, no son por otra parte, un hecho casual o extraordinario. El modelo agroexportador lo ha convertido en un modo de vida aceptado en buena parte del territorio. Nadie en el caserío que es Gilbert, podía no habernos visto, aun más todavía, estuvimos primero en el boliche tomando algo y anunciando nuestra presencia. No obstante, nadie se acercó ni se interesó por lo que hacíamos. Parece que en las zonas sojeras una soterrada cadena de complicidades trata de sancionar al que expone su desgracia, como si demostrarse enfermo como consecuencia de la riqueza ajena, fuera algo que avergüenza porque expone aquello de lo que no debe hablarse. Y lo que no debe decirse es que este modelo es un modelo en que las ganancias se amasan con la sangre y con el sufrimiento de miles y miles de víctimas inocentes.
De Gilbert nos fuimos a Gualeguaychú para conversar con algunos de nuestros amigos entrañables, amigos que hiciéramos en la época previa a los grandes extravíos de la llamada crisis del campo, en los tiempos anteriores a las actuales polarizaciones, cuando todavía pensábamos que era posible desarrollar conciencia en la sociedad de Gualeguaychú, acerca de la necesidad de tener una retaguardia ética frente a la pastera. Esa pelea la perdimos, en buena medida la perdimos, gracias a todos aquellos que, escandalizados a destiempo de la oligarquía vacuna, dividieron a los argentinos en una injusta división entre el campo y la ciudad, mientras el Senador Urquía continuaba cobrando la diferencia entre las nuevas y viejas retensiones a nombre del Estado Argentino. Ahora lamentablemente, buena parte de la asamblea de Gualeguaychú, parece enamorada del corte mismo en Arroyo Verde, sin comprender que uno jamás debe confundir los objetivos con los métodos o con los instrumentos que se eligieron para obtener esos objetivos… y tampoco son capaces de tomar posición ante las similitudes de los monocultivos de eucaliptus y los de soja. Del otro lado en cambio, sí toman posición los ejecutores y propaladores de las políticas de la dependencia. La última y más grosera señal en este sentido, fue la declaración del INTI de que sus equipos técnicos no hallaron prueba alguna de contaminación por parte de la empresa Botnia. Debe ser esta papelera la única en el mundo que no contamina, aún más todavía, estos técnicos nuestros son tan funcionales que van más allá, de lo que las mismas empresas reconocen. Lamentable, y con esa pena por irse perdiendo gradualmente otra batalla contra las corporaciones, continuamos nuestro camino hacia Larroque.
Larroque es un pueblo pequeño, cercano a Gualeguaychú, una zona de lomadas bajas y cursos de aguas numerosos. La soja ha terminado en la zona con la fauna que, como en el resto de Entre Ríos era abundante. Perdices, garzas moras, cigüeñas, zorrinos, comadrejas, vizcachas, caranchos, culebras y tortugas de tierra; en lagunas y bañados teros, garzas blancas, patos, chajaes, sapos y ranas, ha ido desapareciendo. Hoy la zona es un páramo. Pero ahora, íbamos detrás de los efectos sobre los seres humanos, para registrarlos, y en verdad, no esperábamos hallar lo que encontramos. María Carla Godoy tiene seis años, nació en Larroque, en un mes de abril del año 2002 o sea que, cuando comenzaron las siembras de soja y se realizaron las primeras fumigaciones de preemergencia con Glifosato, el embarazo de su mamá llevaba apenas tres meses, el momento en que el feto deviene más sensible a los impactos exteriores. Además, junto a la casa de sus padres el vecino tenía un depósito de agrotóxicos y ello, por supuesto, contraviniendo la ley. En la ruleta rusa de un modelo impiadoso, digamos que María Carla no tenía demasiadas chances. Cuando nació, los médicos le diagnosticaron Mielomelangoceli, hidrocefalia y Arnold Chiari, aclarando que era la consecuencia de la contaminación de su madre con agrotóxicos. Imaginé cuando su mamá nos lo contaba, que la mielomelangoceli tendría que ver con la parálisis de los miembros inferiores de la niña, tengo idea de qué es la hidrocefalia, pero no sabiendo que es la enfermedad de Arnodl Chiari, me atreví a preguntarle a la mamá de la nena sobre ello. Me cuenta entonces, que el bebé no podía llorar, que hacia solamente un ruido como cacareo, que por suerte con las operaciones lo superó… no pregunté más, estaba destrozado… cuando llegué a casa busqué en Internet. Allí encuentro que se conoce como malformación de Arnold Chiari, problemas neurológicos que se evidencian en el recién nacido. El texto científico dice: Aunque la causa exacta de una malformación de Chiari aún se desconoce, se cree que un problema durante el desarrollo fetal puede ocasionar la formación anormal del encéfalo. Este tipo de malformación puede ser provocado por la exposición a sustancias nocivas durante el desarrollo fetal.
María Carla tiene seis años, no camina, no controla esfínteres, ha pasado por varias cirugías, lleva en su cabeza una válvula mecánica que le permite sortear los males con los que nació, varias veces por día debe ser sometida a sondajes… y sin embargo María Carla ríe, disfruta de la compañía de sus once hermanos y de sus amigas de la escuela. Nos cuenta su mamá que ahora le han comprado una pileta pelopincho y que con rifas que hacen en el barrio y con donaciones, van cubriendo los gastos que la enfermedad les ocasiona. María Carla, mientras tanto, esta contenta de que la visitemos y le tomemos fotos, quitándose el arnés, nos muestra de buen grado las horribles cicatrices de las operaciones, mientras uno de nuestros compañeros con la excusa de buscar cigarrillos, se aparta para esconder su llanto, ella orgullosa nos deja ver su libreta de la escuela, y suponemos por las calificaciones excelentes, que debe estar entre las mejores alumnas. Su rostro resplandece y su risa es cantarina. Tenemos el corazón desgarrado y la certeza de que estamos ante un modelo genocida, que la soja mata y es un crimen sembrarla y que respaldarla como hacen tantos y especialmente el INTA, es una infame complicidad con quienes han sembrado de pequeños cristos crucificados a sus arneses y a sus parálisis, como en el caso de María Carla, la geografía de la Republiqueta sojera. ¿Cómo puede haber tanta gente que sin conciencia responsable, coma milanesas de soja me pregunto, y se permita ignorar los horribles sufrimientos que amparan y que podrían conocer, tan solo con un mínimo interés por investigar los impactos del modelo?
No bastan ahora las tardías tapas de Página 12 y de Crónica, no basta una mención a la pasada en el discurso presidencial, de un hecho que hace años es noticia internacional, me refiero a la lucha que llevaron contra las fumigaciones las madres del Barrio Ituzaingó anexo de la ciudad de Córdoba. No basta con conformar una Comisión para investigar o revelar un hecho puntual como ha hecho la Ministra de Salud, cuando todo el país está lleno de Barrios Ituzaingós, de víctimas inocentes, de cáncer y de seres que sufren impotencia sexual, de madres que abortan o que paren criaturas con malformaciones como consecuencia de la contaminación con agrotóxicos. Y que exprese con tanto énfasis el que no basta, no significa que no me alegre de que después de tanto tiempo nuestras denuncias alcances este rango. Reconozco, no obstante, la importancia y el enorme respaldo de haber estado presentes en el discurso de la Presidenta. Pero insisto, en que ello ya no basta. Y no me importa en lo más mínimo lo que piense Fidel al respecto y me importan menos los dos mil científicos cubanos del Instituto de Biotecnología que visitó la delegación argentina en la Habana, que en buena medida deben haber sido formados por Monsanto, y que se ofrecieron en acuerdos de colaboración y de intercambio para aportar a un modelo que es el nuevo colonialismo. No me importan tampoco las emociones cholulas referidas al pasado en los que hoy implementan los modelos de la agricultura química. Es la Biotecnología la que ha causado las penurias de Fabian, de la familia Portillo y de María Carla, no los manejos incorrectos o los excesos en la instrumentación, tal como nos dicen ahora, quebrantando lo que afirmaron durante años en los procesos al Terrorismo de Estado. Las consecuencias de este modelo están dolorosamente presentes por todas partes, hoy son tantas las víctimas que se ha conformado un movimiento de pueblos fumigados. Los impactos y externalidades del modelo de agricultura industrial, no le van a la zaga a los daños que consumó la dictadura, aun más todavía, es probable que este modelo de país sea tan solo la consecuencia o la etapa posterior de una estrategia de país sometido, que los genocidas y sus cómplices intelectuales alguna vez planificaron. Es muy probable entonces, que el modelo de la soja tenga asimismo alguna vez, sus propios tribunales y cuando llegue ese día seguramente una muchacha llamada María Carla Godoy tendrá un: Yo acuso, y una historia terrible que contarnos: la de su propia vida.
Jorge Eduardo Rulli

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To bee or not to bee

Finally the authorities around the world are taking action on colony collapse disorder (CCD) – the term coined for the catastrophic collapse in the number of bees that has occurred in recent years, especially in the USA. In December the European Food Safety Authority (EFSA) announced a €100,000 grant to a consortium of European scientific institutions to investigate the problem. Earlier in the year the US Department of Agriculture had provided US$4m in funding to the University of Georgia for similar research.


There is now a consensus that the problem has become very serious. The bee population in commercially managed hives in the USA is estimated to have declined by 32 per cent in 2006 and 36 per cent in 2007. “Nature works in cycles but we’ve been constantly losing more and more bees”, said Ed Levi, secretary of the Apiary Inspectors of America. “We used to think that the problem would just go away but today I think it’s the canary in the mine.” The bees are mainly affected by two types of infestation: a tracheal mite and the varoa mite that attacks their intestines.While as yet no scientist has come up with an explanation, it is almost certain that the collapse is linked in one way or another to the rapid expansion in industrial farming. The natural diet of bees is pollen and honey – a mixture rich in enzymes, antioxidants and other nutrients. However, partly because of the decline in natural foraging areas, beekeepers in industrialised countries are increasingly supplementing this natural food with a mixture of artificial supplements, protein and glucose/fructose syrup. It is now believed that this diet may have weakened the bees’ immune system. Pesticides used on crops have also been affecting bees. For instance, the insecticide imidacloprid disrupts the bees’ homing behaviour. For more than a decade French beekeepers have been calling for a complete ban on the insecticide, saying that it is causing “mad bee disease”.

There are also other factors. Beekeeping in the USA has become a multi-billion-dollar industry. Many beekeepers make much more money renting out bees to pollinate food crops than they ever made selling honey. Juggernauts stacked with hundreds of hives travel huge distances, carrying the bees from one monoculture crop to another. The bees are stressed by the journey and have difficulty finding their bearings in alien ecosystems. Mortality rates are high. There is also growing concern that the bees may have been harmed by feeding on GM maize, which now accounts for more than half of the maize in US fields.

It is possible that CCD has multiple causes, with different factors combining to weaken the bees. As The Ecologist pointed out 18 months ago, “The single coherent thread that connects all the various theories of CCD is a massive failure of these creatures’ immune systems. It is entirely possible that CCD is the inevitable result of an overwhelming, ongoing assault on their immune systems.” If this is indeed the case, it will be a difficult problem to solve. It is likely that, at best, the scientific studies currently under way will come up with a technical fix of one kind or another. This will not solve the underlying problem.

Albert Einstein once famously declared: “If the bee disappeared off the surface of the globe, then man would only have four years of life left. No more bees, no more pollination, no more plants, no more animals, no more man.” As yet, bees are reported to be alive and well in areas of the world with little industrial farming. Yet there is good reason for all of us to feel extremely concerned.


SOURCE: http://www.grain.org/seedling/?id=585

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martes, enero 27, 2009

GMWatch: Keep the pressure on WWF

WWF's GM soy debate has just officially wound up, but that's no reason to let WWF [formerly known as the World Wide Fund for Nature] off the hook.

Consider what happened to an attempted protest at the 3rd Round Table on Responsible Soy (RTRS), which WWF is a party to. It was caught on camera and the resulting video (in 2 parts) is worth watching in full for a sense of how utterly non-transparent and non-inclusive of the very people most directly affected by GM soy, the RTRS is:
http://www.grain.org/videos/?id=174

The RTRS has 32 members from industry, banks and supermarkets, including the major crushers ADM, Bunge and Cargill, and 9 large-scale producers. Also part of the RTRS, as we've said, is WWF.

The RTRS protest took place because GM soy monocultures are having a devastating impact on the environment, on small farmers and on indigenous people in Latin America. At the same time there is strong consumer opposition to GM soy, particularly in Europe.

All of this is a PR nightmare for the big players who want to hide their culpability for the real impact of GM soy, and to obscure the whole GM issue by turning up the volume on issues around climate change and so-called sustainability. They hope that people will lose sight of the GM issue behind the green smokescreen of "sustainable [GM] soy".

But there can be no sustainability with GM crops. GM soy expansion is a threat to biodiversity in Argentina, Paraguay, Brazil and Bolivia. GM soy is much more environmentally damaging than other crops because of its unsustainable production requirements.

As the Argentinian agronomist Walter Pengue and the Berkeley agro-ecologist Miguel Altieri have noted: "The production of herbicide-resistant soybean leads to environmental problems such as deforestation, soil degradation, pesticide and genetic contamination. Socio-economic consequences include severe concentration of land and income, the expulsion of rural populations to the Amazonian frontier and to urban areas, compounding the concentration of the poor in cities. Soybean expansion also diverts government funds otherwise usable in education, health, and alternative, far more sustainable agroecological methods." (GM Soybean: Latin America's New Coloniser http://www.grain.org/seedling/?id=421).

These problems are intrinsic to GM soy production, as a just published article on "Twelve years of GM soya in Argentina - a disaster for people and the environment" also makes clear:
http://www.grain.org/seedling/?id=578

As some of you have pointed out, WWF could just as well start discussing sustainable nuclear power plants, deforestation, human trafficking or child labour, BECAUSE THEY HAVE BECOME A MAJOR MARKET REALITY (one of the arguments given for holding the GM soy debate).

If WWF - the biggest and most instantly recognisable environmental group in the world - are seen to endorse "sustainable" GM soy, that will undermine both European opposition to GMOs and the growing concerns over the social and environmental devastation caused by GM soy.

Sadly, this is far from the first time WWF has opted to keep bad company. CounterPunch editor Jeffrey St. Clair accuses WWF of backing nearly every trade bill to come down the pike, from NAFTA to GATT and of sidling up to some very unsavoury government agencies advancing the same neo-liberal agenda across the Third World. Likewise, Brian Tokar has observed how (in 1997) WWF was associated with 19 corporations cited in the National Wildlife Federation's survey of the 500 worst industrial polluters. These companies included such recognized environmental offenders as Union Carbide, Exxon, Monsanto, Weyerhaeuser, Du Pont, and Waste Management. http://www.counterpunch.org/stclair02032007.html
http://www.swans.com/library/art14/barker07.html#49

For massive grain conglomerates like ADM, who have never done anything whatsoever for sustainability and do not have the best relationship with growers, it makes perfect sense to partner with WWF, and other willing NGOs, or to set up their own greenwashing groups with pseudo-NGOs:
http://www.adm.com/en-US/news/_layouts/PressReleaseDetail.aspx?ID=39
http://www.aliancadaterra.org.br/

In their response to your letters of protest re the GM Soy Debate, WWF talk about the "successful completion of the RTRS process." The fact is that unless it gets strengthened to (1) totally reject GM soy and (2) have real teeth in its protection of the rainforest, the land, indigenous people and small farmers, it will be a success only for the ADMs and Monsantos of this world.

If you've already been in contact with WWF, please tell them once again that WWF (including its national organisations) needs to take a far stronger line on GM soy, and that it is an accomplice to greenwashing through the RTRS.

If they haven't written to you, you can let them known your concerns at their continued involvement in greenwashing here: http://www.panda.org/about_wwf/who_we_are/offices/index.cfm or here: http://www.panda.org/faq/visitor_emailadmin.cfmlink

Note:

See related GWWatch article of 15 December 2008 "WWF still accomplish to greenwashing": http://www.gmfreeireland.org/news/2008/dec/index.php#WWF

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Rice land grabs undermine food sovereignty in Africa

GRAIN

In the wake of the 2008 global food crisis, African capitals have been buzzing with renewed talk of the need for food self-sufficiency, and rice is often at the top of government agendas. Although everyone agrees on the need to increase production, the solutions coming out of the corridors of power boil down to the tired old formula of getting more fertilisers and “high-yielding” seeds to farmers. In the eyes of the decision-makers, this inevitably means either Chinese hybrid rice seeds or the Nerica rice seeds developed by the African Rice Centre, and backed by the most powerful donors and research institutes operating on the continent.[1] The traditional knowledge and seeds of African farmers, which feed and provide livelihoods for the majority of people on the continent, are completely ignored.

Just as troubling, and not disconnected from this top-down seeds push, is a rush for control over Africa’s farm lands. While African governments proclaim their commitments to food self-sufficiency, behind the backs of their people they are signing an alarming number of deals with foreign investors that give these investors control over their countries’ most important agricultural lands, including rice lands.[2]

Take Mali for example. Mali, like several other countries in West Africa, recently went from being a net rice exporter to being a major importer. Now the government has embarked on a multimillion-dollar national rice initiative that is supposed to restore self-sufficiency by helping the country’s farmers to produce more. Why then has the government handed over an enormous tract of prime rice land to a Libyan investment fund and Chinese companies?

A couple of years ago, on the sidelines of a summit of the Community of Sahel-Saharan States (CEN-SAD) in Bamako, Mali’s President, Amadou Toumani Touré, offered up 100,000 ha of land within the Office du Niger, Mali’s main rice producing area. Libya, a country flush with petrodollars but lacking in its own food production, effectively runs CEN-SAD and it jumped at the chance. Through an arm of its sovereign wealth fund,[3] the Libya Africa Investment Portfolio (LAP), Libya signed a deal with Mali giving Libya control over the 100,000 ha as part of a larger infrastructure investment project for the area that includes the enlargement of a canal and the improvement of a road. The project will begin with rice production and will eventually add tomato production and livestock.

Details of the how the project will operate are finally starting to emerge. LAP’s subsidiary in Bamako, Malibya, is responsible for managing the project. The infrastructure construction has been contracted to CGC, a Chinese company owned by China’s big oil corporation SINOPEC.[4] Another, unnamed, Chinese firm has been contracted to supply Chinese hybrid rice seeds for the project and to train local experts, some of whom are already in China, on how to cultivate them. This unnamed company is likely to be China’s largest hybrid rice seed producer, Yuan Longping High-tech Agriculture, which already has extensive programmes in Africa and a similar CGC project for hybrid rice production in Nigeria.[5]

SOURCE: http://www.grain.org/articles/?id=46

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Intervale Center's Healthy City

Stuck in Vermont 90

By Eva Sollberger

When did kale become so cool? Down at Burlington's Intervale Center, the Healthy City kids are growing vegetables, becoming farmers, volunteering in their community, working a summer job and changing the world, weed by weed.

Check out all the good things the Healthy City Youth Farm has to offer.

Music: Keith & Tony's Freestyle


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lunes, enero 26, 2009

Intravenous GM

Advocates of biotechnology often cite the case of GM (genetically modified) insulin to demonstrate the safety of GM products. They say that GM insulin has been used for many years and has never caused any problem. But evidence continues to emerge that this is not the case. To cite just one example, the Australian South Gippsland Sentinel Times carried a story in September about the terrible side effects suffered by a diabetic who had unknowingly been using GM insulin for over 20 years. His symptoms included extreme tiredness, weight gain, memory loss, mental confusion, fluctuations in the level of sugar in his blood, constant tiredness, and pain in his joints. Moreover he lost the symptoms associated with hypoglycaemia, which makes the condition dangerous and even life-threatening. He also developed Crohn’s disease – a serious complaint that causes inflammation of the intestine and can cause arthritis, eye inflammations and skin eruptions.

Once he discovered that he was using GM insulin, the patient decided to return to natural insulin obtained from animals. He says that the fluctuations in his sugar level ended immediately and he was able to reduce the amount of insulin in his daily injections by 15 per cent. Many of his other symptoms also improved markedly over time. In the fortnight following publication several readers wrote in about similar side effects caused by GM insulin.

Indeed, diabetes sufferers in other parts of the world have for some time been calling for more rigorous investigations into the safety of GM insulin, also known as human insulin. According to the UK-based Insulin Dependent Diabetes Trust, “The first research in 1980 using GM ‘human’ insulin, by Professor Harry Keen, involved 17 healthy non-diabetic men, and in 1982 ‘human’ insulin was given a licence for general use. This is a remarkably short time for a new drug, especially as ‘human’ insulin was the first ever genetically engineered drug to be used on people.” The Trust’s website (http://www.iddtinternational.org/gmvsanimalinsulin/) contains numerous cases of side effects similar to those reported in Australia.

SOURCE: http://www.grain.org/seedling/?id=585

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READ THE WHOLE ARTICLE AT http://www.grain.org/seedling/?id=578


Twelve years of GM soya in Argentina - a disaster for people and the environment

GRAIN

Genetically modified (GM) soya was introduced into Argentina in 1996 without any kind of debate either in Congress or among the public. Since then, its cultivation has spread across the country like wildfire. Today more than half of the country’s arable land is planted with soya. No other country in the world has devoted such a large area to a single GM crop. Argentina provides a unique opportunity to investigate the consequences for a country of intensive GMO cultivation.

With this year’s planting season well under way, it is estimated that Argentina will be planting soya on a record 18 million hectares, about half of the country’s farming land. Almost all of the soya planted today is Monsanto’s Roundup Ready (RR), a type of soya that has been genetically modified to be resistant to the Roundup herbicide – largely composed of glyphosate – which is also manufactured by Monsanto. So what have the consequences been for the people and for the country?

Perhaps those who have suffered most have been small farmers and peasant families. Even before RR soya was introduced, the Argentine government adopted policies that favoured big farmers, deciding that farming units smaller than 200 hectares were “uneconomical”, and predicting that at least 200,000 farmers would have to leave the land. [1] Since then, government policies have not changed. Thousands of peasant families have been evicted violently from their land for trying to resist the advance of soya. Members of the Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), a peasant movement in northern Argentina linked to Via Campesina, and of the Movimiento Nacional Campesino Indígena suffer constant harassment for trying to halt the advance of the soya front.

Click on here to get a large image

Argentina soybean production
(click on image for larger size)

The families that manage to stay on the land have also been badly affected, particularly by chemical contamination, which has grown worse in recent years. When it introduced RR soya, Monsanto promised that there would be a dramatic decline in herbicide use. As RR soya had been genetically modified to be resistant to glyphosate, Monsanto argued that it would be possible to kill all weeds by applying the herbicide just once, early on in the planting season. In fact, this advantage never materialised as strongly as the company predicted. Instead of falling, national consumption of glyphosate has risen dramatically: Argentina is estimated to have used 200 million litres of glyphosate in 2008, compared with 13.9 million litres in 1996. [2] In other words, while the Argentine soya harvest has increased fivefold during the period, consumption of glyphosate has increased fourteenfold.

The intense application year after year of a single herbicide – glyphosate – has led to the emergence of weeds that have become resistant to this chemical. Some of the better known of these “super-weeds”, as they are popularly called, are: Hybanthus parviflorus (Violetilla), Parietaria debilis (Yerba Fresca), Viola arvensis (Violeta Silvestre – Field pansy), Petunia axillaris (Petunia), Verbena litoralis (Verbena), Commelina erecta (Flor de Santa Lucía – Slender dayflower), Convolvulus arvensis (Correhuela – Field bindweed), Ipomoea purpurea (Bejuco – Morning glory), Iresine difusa (Iresine) and recently Sorghum halepense (Sorgo de alepo – Johnson grass), which, because it is a difficult weed to control, has caused considerable alarm among farmers.

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Silvia Ribeiro interview

FULL BIBLIOGRAPHY BELOW


http://www.foodfirst.org/en/node/2345


BIOTECHNOLOGY AND BIOSAFETY: A HOLISTIC VIEW

By Carmelo Ruiz-Marrero



Concerns about the negative impacts of modern biotechnology are scientifically valid and thus do not deserve to be dismissed as ignorance or fear of the unknown. It is quite rare to find spaces, like GenØk, in which the subject of biosafety can be discussed with solid scientific foundations and free of industry pressure. Misgivings about GM foods and products do not constitute opposition to all biotechnology, as the industry claims. What institutions like GenØk advocate is a very cautious and precautionary approach to modern biotechnologies so as to harness the benefits and adequately assess and minimize the risks.

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GenØk "provides a more holistic perspective on the issue (of modern biotechnology) than other institutions and sets the core gene ecology science in context with some of the underlying technical, economic and social drivers influencing biotechnology and biotechnology regulation", says Peter Johan Schei, leader of Norway's delegation in international biosafety negotiations and GenØk board member. "This is a very ambitious and challenging task, yet one highly needed in a global discourse which often is highly fragmented and where the motives behind argumentation are not always fully obvious."


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REFERENCES:

Cartagena Protocol on Biosafety http://www.cbd.int/biosafety/

Convention on Biological Diversity http://www.cbd.int/

GenØk http://english.genok.org/

Lim Li Lin, "Progress After Tough Talks on Liability Regime for GMOs," South-North Development Monitor, May 23, 2008, http://www.biosafety-info.net/ article.php?aid=520.

Lim Li Ching and Terje Traavik, eds.
Biosafety First: Holistic Approaches to Risk and Uncertainty in Genetic Engineering and Genetically Modified Organisms, Tapir Academic Press, 2007. Includes collaborations from Lim Li Lin, Arpad Pusztai, Susan Bardocz, David Quist, Tewolde Egziabher and Anne Ingeborg Myhr.

RALLT. Network for a GMO-Free Latin America http://rallt.org/

Smith, Jeffrey, "Genetic Roulette: The Documented Health Risks of Genetically Engineered Foods," Yes! Books, 2007.

Union of Concerned Scientists. "Gone to Seed:
Transgenic Contaminants in the Traditional Seed Supply". 2004. http://www.ucsusa.org/food_ and_agriculture/science_and_ impacts/impacts_genetic_ engineering/gone-to-seed.html

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domingo, enero 25, 2009

Seedling editorial


Editorial

Once again genetic modification features strongly in this edition of Seedling. Such is the pace of change in global farming today that it seems that every quarter we have something urgent and new to say about genetic modification, often bringing to the discussion information that is not readily available elsewhere. Our first article deals with contamination. We have known for some time that, despite the reassurances of the biotechnology companies, genetically modified crops invariably contaminate other, non-GMO crops planted nearby. Indeed, it seems clear that this has been part of the companies’ strategy for spreading their crops in a region. But it is becoming equally clear – and this certainly was not part of the companies’ agenda – that many peasant communities are developing strategies for dealing with the contamination. In particular, indigenous communities in Mexico, after lengthy discussions, are taking action. At times, their moves are surprising: for instance, they have decided that contaminated maize should not be destroyed but treated as if it is sick, and gradually cured, even if it takes a hundred years to get it healthy again.

Not everywhere have communities been able to organise effective opposition to GMOs. As we show in our article on the 12 years of GMOs in Argentina, one of the tragedies of the soya boom in that country is the destruction of age-old peasant communities, as soya plantations have taken over the land. Nowhere else in the world has such a large area of land been devoted to a single GM crop. Although financial investors and big farmers are still making large profits, the land is dying. New superweeds, resistant to the glyphosate herbicide, are emerging. And, predictably enough, the companies have come up with a new technical fix: a new form of GM soya that is resistant to another herbicide – dicamba. How long will it be before weeds develop resistance to this too?
Meanwhile, fresh threats from genetic engineering emerge. One new technology is based on minichromosomes. Our article explains, in terms accessible to the non-expert, the science behind this new technology. It is interesting to note that, although the biotech companies present this new technology as safe and effective for – yet again – saving the world from hunger and environmental degradation, their patent applications tell a different story: their main goal is pharming (the production of drugs and chemicals through engineered crops). Although the risk of contamination from pollen may decrease with this technology, a new threat will emerge: contamination through bacteria. This raises the spectrum of new forms of contamination, not only between species, but also – and very alarmingly – between kingdoms.

Thankfully, thousands of communities are carrying on with their old way of life, based on very different principles. One such community, called Mangabal, lies deep in the Amazon forest, beside the Tapajós river. Like many others in the Brazilian Amazon, it was formed more than a hundred years ago when north-eastern migrants of European origin were lured to the Amazon basin to tap rubber. The men “solved” the gender imbalance by kidnapping young women from neighbouring indigenous groups. The women brought indigenous knowledge into the rubber-tapping communities, teaching the men how to create living seed banks of cassava. Similar communities are to be found in the Caribbean island of Guadeloupe, where slaves were allowed by their owners to establish “Creole gardens” in the forest so that they could cultivate their own food. These gardens, which were integrated into the forest around them, also became living seed banks, with the breeding of new species and the conservation of medicinal plants. Some of these gardens still exist today and are being rediscovered by the authorities. The farming principles that lie behind this cultivation in both the Amazonian and Caribbean communities are diversity and sustainability – the qualities that modern farming, particularly with GMOs, is destroying.

One of our most popular publications last year was a Briefing on land grabbing – the way governments and corporations, alerted by last year’s food crisis, are scouring the world in search of arable land where they can grow food to ship back to their own countries. For those of you who missed the report, we include a summary and details about how you can find the report on our website. We also have a summary of our latest Briefing on a new form of rice – Nerica – that is being strongly promoted in Africa.

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El Grupo de Reflexión Rural

Organizamos al GRR Grupo de Reflexión Rural desde mediados de los años noventa, como un grupo de afinidad y un espacio de diálogos y debates multidisciplinarios sobre los impactos del Capitalismo global en nuestras sociedades. Desde perspectivas ecológicas y contestatarias el GRR se manifiesta implacable crítico del Modelo Agrario biotecnológico basado en la exportación de commodities forrajeras tales como sojas y maíces transgénicos.

Manteniendo el rigor en los debates, en la militancia de investigación y en la práctica del disenso, nos hemos ido transformando paulatinamente en un grupo activista y de construcción de pensamiento popular, y nos hemos propuesto ser dinamizadores de redes y espacios de gestión que, tal como la Campaña paren de Fumigar o el Foro de Resistencia a los Agronegocios, surgen como respuesta a la prolongada situación de catástrofe social que vive la Argentina desde fines de los años 90 y cuyos antecedentes se remontan a la Dictadura de los años 70 y al Terrorismo de Estado.

El GRR tiene como uno de sus principales objetivos contribuir a la toma de conciencia respecto a esa situación, más que de crisis, de estallidos sociales en que vive la Argentina y que pareciera ser el modo de resolver nuestra sociedad sus tremendas tensiones interiores, y la necesidad de modificar las conductas personales, los hábitos de pensamiento y de acción política existentes, para lo que proponemos incorporar al pensamiento político y a las agendas de la política los temas propios de la ecología, del medio rural y de la Cultura basada en el arraigo.

El GRR manifiesta una actitud radicalmente crítica frente a las políticas y programas sociales y asistenciales, incluyendo a los diversos planes de huertas para autoconsumo inspirados en su momento por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que, bajo el pretexto de solucionar al problema del desempleo, del hambre y la malnutrición, apuntan a sostener el sistema de privatización y ausencia del Estado y la instalación de mecanismos de clientelismo, y de sumisión y dependencia en los ciudadanos. En lugar de ello, el GRR propone rediseño poblacional del territorio y revitalización de los pueblos que agonizan como resultado de la desaparición del ferrocarril y de la expulsión de población rural provocada por el modelo de la Soja.

Las propuestas del GRR se basan en la Soberanía Alimentaria, en los Desarrollos locales con mercados de pequeños productores y en la recuperación de semillas como estrategia para superar el dominio que ejercen las transnacionales sobre nuestra agricultura. En este marco el GRR visualiza a la agricultura orgánica sólo como expresión de las producciones y de los intercambios locales, nunca jamás como pretendida alternativa a las producciones industriales.

En el plano internacional el GRR ha denunciado con énfasis el alineamiento de la Argentina a las políticas de los EEUU y el compromiso a favor de las empresas de Biotecnología desarrollado durante los últimos años por la Cancillería argentina en todos los Foros internacionales y que al día de hoy se mantiene sin mayores cambios que no sean cosméticos. Al respecto, proponemos la erradicación de los numerosos personeros de las empresas en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Respaldamos políticas de unidad con los hermanos pueblos de la América Latina, no solo en lo comercial y cultural, también en el tratamiento de la Deuda Externa y en los modos de enfrentar las nuevas y crecientes amenazas de la Globalización. Entendemos por ello en primer lugar al sistema global de la Soja, tanto como monocultivos para la exportación de forrajes, como para ingesta de la población. Hemos denuncia cómo desde posiciones supuestamente progresistas y hasta de izquierda, se alientan políticas que conducen a nuevas sumisiones coloniales y que modifican los patrones alimentarios de nuestros Pueblos. En este sentido, consideramos que los Agrocombustibles son la nueva fase de apropiación de nuestros territorios y recursos naturales por parte de las Corporaciones. Resulta inmoral en medio de poblaciones con hambre, destinar los frutos de la tierra al alimento de los motores de Europa y de los EEUU, en especial cuando todo proyecto de disminución del consumo y de los gastos de energía está ausente de las agendas globales.

Los desafíos propios de nuestra época nos obligan a modificar los paradigmas con los que enfrentamos las décadas pasadas. Lamentablemente, los años sesenta y setenta fueron demasiado fuertes en los imaginarios latinoamericanos y se hace difícil reemplazar los presupuestos ideológicos con los que entonces actuamos y que hoy devinieron obsoletos. Es así como, hasta el momento, las luchas que llevamos no pueden asimilar de modo suficiente los nuevos protagonismos, en especial el de los campesinos y sectores rurales, ni son capaces de enfrentar las nuevas amenazas que implican las Corporaciones porque continuamos bajo la influencia de modelos urbanos industriales, y considerando al imperialismo la gran amenaza mientras descuidamos o ignoramos a los Agronegocios, las corporaciones y los mercados globales.

Estas son las actuales luchas que llevamos desde el GRR y que implican el esfuerzo de instalar debates cuando demasiados intereses hacen fuerza para que no los haya. Sabemos que nuestras campañas alcanzan vastos espacios en el continente y que nuestras voces son referenciales de un cambio posible, pero vemos con pena cómo sectores progresistas continúan obstinándose en reemplazar a los viejos sectores de Poder para implementar similares o aún más peligrosas políticas. No son capaces de cuestionarse la idea del progreso ilimitado, la reverencia a la gran escala ni discernir las tecnologías según las propias conveniencias. No consideran el cambio climático como un horizonte cercano que los obligue a modificar las conductas y las políticas, y lo que han hecho es difundir en América Latina modelos neodesarrollistas, amigables con las corporaciones, aunque con discursos de izquierda.

Confiamos, sin embargo, en la fuerza tremenda de la Cultura, que es siempre una energía que nace desde el Pueblo mismo, y confiamos también en el arraigado amor a la tierra de campesinos e indígenas a los que no será fácil arrancar de sus tradiciones. Confiamos por último en la Conciencia Nacional de nuestros pueblos, que se extiende entre los jóvenes y que no confía en organizaciones cerradas ni en discursos engañosos.

Marzo de 2007 www.grr.org.ar

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viernes, enero 23, 2009

Los combustibles “verdes” de Obama



Durante su campaña Barack Obama, presidente electo de Estados Unidos, promovió continuamente los agro- combustibles como parte de su “nueva economía verde”. Obvió la creciente cantidad de estudios que muestran que los agrocombustibles tienen una eficiencia energética negativa (usan más combustibles fósiles de los que dicen suplantar, empeorando las causas del cambio climático), que compiten con la producción alimentaria (por los cultivos, tierra, agua y nutrientes) y que para alcanzar las metas de uso de “biocombustibles”, no alcanza con la producción en Estados Unidos, por lo que fríamente se cuenta con la producción de granos en países del sur, donde se agravan todos los problemas anteriores. Actualmente, Estados Unidos dedica la tercera parte de su producción de maíz para etanol.

La elección y próximo nombramiento de Tom Vilsack como secretario de Agricultura y Steven Chu como secretario de Energía, revelan que la política de la administración Obama será no solamente continuar con esta dañina industria, a la que ya aseguró nuevos subsidios –que solamente beneficiarán a las transnacionales del sector–, sino también promover agresivamente el desarrollo de nuevas y más riesgosas generaciones de agrocombustibles, basadas en nuevos cultivos transgénicos y biología sintética (seres vivos diseñados con genes artificiales).

Tom Vilsack, ex gobernador de Iowa, fue nombrado en 2001, “gobernador del año” por la Organización de la Industria Biotecnológica (BIO, que agrupa a mil 200 empresas biotecnológicas a escala global, incluyendo Monsanto y las demás que monopolizan los transgénicos), “por su apoyo al crecimiento económico de esta industria”. Anteriormente, había fundado una asociación (Governors’ Biotechnology Partnership) para promover los transgénicos con los otros gobernadores. En 2002 defendió fieramente el uso de maíz para producir fármacos, e incluso criticó a la propia industria, que obligada por las críticas públicas y escándalos de contaminación con ese maíz no comestible, había anunciado una restricción voluntaria de los farmacultivos. Con igual entusiasmo defendió la clonación de vacas lecheras. El apoyo no fue solamente discursivo. Durante su gobierno, Trans Ova Genetics, dedicada a la clonación de vacas lecheras, recibió 9 millones de dólares en subsidios y ProdiGene, la empresa multada en 2002 por contaminación con maíz farmacéutico, recibió 6 millones de las arcas del estado. En 2005 fue el autor intelectual de una ley que restringe el derecho de los gobiernos locales a regular los transgénicos. No sorprende que sea también un entusiasta defensor de los agrocombustibles transgénicos de maíz y soya. Sólo faltaba el elemento realmente “innovador”, que aportará el nuevo secretario de energía, Steven Chu.

Chu es físico y premio Nobel. Viene del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, donde dirige un proyecto de energía, cuya meta es “producir tecnologías transformadoras en nanotecnología y biología sintética”. Sus principales colaboradores son industriales de la biología sintética. Jay Keasling, fundador de Amyris Biotech, es codirector del proyecto. En una presentación reciente ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de Estados Unidos (Science News, 13/1/09) Chu se declaró dispuesto a desarrollar la industria nuclear y a continuar el uso de carbón a gran escala, siempre que se siguieran desarrollando proyectos de secuestro de carbono. O sea, seguir creando gases de efecto invernadero, pero promoviendo el jugoso negocio –inútil para prevenir el cambio climático– del comercio de emisiones de carbono. Pero en lo que se mostró realmente apasionado, es en el desarrollo de una “cuarta generación de biocombustibles”, a partir de biología sintética, proyecto en el que ha estado trabajando desde hace dos años. Se trata, explicó, de microbios “entrenados” –leáse manipulados con biología sintética, o sea mucho peor que solamente transgénicos– para transformar cualquier tipo de azúcares, no sólo en etanol, sino también en “sustitutos similares a la gasolina, diesel y combustible de jets”. Aseguró que se podría usar cualquier materia prima, como residuos de maíz y otros cultivos, pero lo interesante serían cultivos para forraje y otros para producir etanol celulósico (que necesariamente requieren biología sintética y transgénicos para ser procesados).

Lo único realmente verde de estas nuevas generaciones de combustibles será el dinero que ya están viendo las grandes industrias de los transgénicos, agronegocios, petroleras y farmacéuticas, que son los inversores y asociados de las compañías de biología sintética. Como son trasnacionales no es un problema sólo estadunidense: esto es el impulso que buscaban para expandir estas nuevas tecnologías contaminantes al resto del mundo. En México, la presión por sembrar nuevos maíces transgénicos y farmacultivos, crecerá “oficialmente”. La empresa de Keasling, Amyris, ya tiene contratos en Brasil con grandes productores de caña de azúcar. Lo que nos legará un aumento de la disputa por tierras y agua, los residuos y contaminación transgénicas y los nuevos riesgos de los microbios sintéticos.

*investigadora del Grupo ETC

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jueves, enero 22, 2009

Tomado del blog de Semillas de Identidad



Hay Alimentos para Todos ...

"HAY ALIMENTOS PARA TODOS, PERO LOS CONTROLAN ESTE PUÑADO DE CORPORACIONES"

Carlos Vicente, GRAIN - Acción por la Biodiversidad

"Yo vivo en Marcos Paz, a 50km de acá, y estoy a 200 metros de los cultivos de soja. Los invito a no sólo mirarlo en televisión, no sólo escucharlo en una charla. En este momento en Argentina se están fumigando cerca de 17 millones de hectáreas con una gama diversa de herbicidas, para dentro de pocas semanas empezar a sembrar la soja. La soja que siembra el Grupo Grobo, y que siembran muchos otros pooles de siembra, otros sojeros de la Argentina y grandes terratenientes, es una soja transgénica, resistente a un herbicida que se llama Glifosato, diseñada, soja y Glifosato, por una empresa que hace 20 años era una multinacional química y hoy es la mayor semillera del mundo. Por ahí la han escuchado, se llama Monsanto. Para sembrar esta soja transgénica, esta Soja RR, RoundUp Ready resistente al Glifosato, ya que el RoundUp es la marca del Glifosato de Monsanto, no se utiliza solamente el Glifosato, se utilizan un montón de otros herbicidas, incluso, algunos herbicidas que están preparados para matar a la soja que quedó en el campo de la siembra pasada, y que ahora hay que destruirla."

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martes, enero 20, 2009

PALABRAS DE AMIGOS

Como saben, entre octubre y noviembre pasé unas semanas sin añadir nuevos artículos a este blog. Durante ese período, y al anunciar mi regreso, recibí numerosos mensajes de amistad y apoyo de amigos y lectores del mundo entero. Aquí comparto este, que me escribió un amigo argentino:

Querido Carmelo:
he estado con problemas de salud y por esa razón no frecuenté el e- pero viví muy claro tu "cansancio" de hablar a nadie...Creo que es un síndrome que nos afecta a todos quienes vivimos esta aventura de tratar de entender el mundo que nos toca y compartir nuestros ideales...¿pero con quien? si nunca nadie nos dice nada, ni bueno, ni malo...
Veo que no has podido con tu genio y ¡¡¡Adelante Carmelo!!! No dudes que tus aportes son excelentes...pero no esperes que TE LO DIGA TODOS LOS DÍAS !!!
Un fraternal y cálido abrazo desde este "sur incorregible"

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http://www.grain.org/briefings/?id=215


Nerica - another trap for small farmers in Africa

GRAIN

Nerica rice varieties, a cross between African and Asian rice, are being hailed as a “miracle crop” that can bring Africa its long-promised green revolution in rice. A powerful coalition of governments, research institutes, private seed companies and donors are leading a major effort to spread Nerica seeds to all the continent’s rice fields. They claim that Nerica can boost yields and make Africa self-sufficient in rice production. But outside the laboratories, Nerica is not living up to the hype. Since the first Nerica varieties were introduced in 1996, experience has been mixed among farmers, with reports of a wide range of problems. Perhaps the most serious concern with Nerica is that it is being promoted within a larger drive to expand agribusiness in Africa, which threatens to wipe out the real basis for African food sovereignty-- Africa’s small farmers and their local seed systems.

Rice has a long and varied history in Africa. African farmers probably domesticated this grain at the same time as Asian farmers – about 3,000 years ago. African farmers developed the species Oryza glaberrima, while Asian farmers developed Oryza sativa. Oryza sativa was introduced to Africa about 500 years ago, however, and peasants there have adapted it to their rice production systems, developing many local varieties of the Asian species and turning Africa into an important secondary source of diversity.

Although rice quickly became the most important subsistence crop in much of Asia, production in sub-Saharan Africa was for a long time limited to certain regions. Even in these regions, the geography of rice was fragmented. In West Africa, for example, although rice has long been one of the main subsistence crops in Sierra Leone, Gambia and Guinea, it has been of only secondary importance in Benin and Nigeria, and only in recent decades. In Côte d’Ivoire, rice has always been a staple food for the Bété of Gagnoa but not for Ivorians in Bonoua and Ferkéssédougou, for example.
Rice is now, however, one of the most important subsistence crops in Africa. Since colonial times, African governments have consistently promoted rice as a staple food for their increasing urban populations. Domestic rice production has risen, but not enough to keep pace with demand. Production rose at an annual rate of 3.2 per cent between 1961 and 2005 in sub-Saharan Africa, while consumption rose by 4.5 per cent. According to the Africa Rice Centre (WARDA [1]), sub-Saharan Africa has gone from producing more rice than it needed (112 per cent of domestic consumption) in 1961 to importing 39 per cent of its consumption in 2006. [2] Today annual rice imports cost almost US$2 billion.

Box 1: Nerica, hybrids and GMOs

Inter-specific crosses between Oryza sativa and Oryza glaberrima typically fail because they tend to result in sterile offspring. In order to prevent this from happening, Nerica researchers took the offspring of the first crosses and backcrossed them with their Oryza sativa parent to restore fertility and, subsequently, to build up a seed stock.

Nerica is thus considered an inter-specific hybrid, but not a hybrid of the kind that is normally referred to as “hybrid seeds”. Such hybrid seeds are produced through a complicated technique that basically involves the crossing of two highly inbred parents to produce seeds that are uniform and that deteriorate significantly after the first year. Farmers who purchase hybrid seeds have to purchase new seeds every season.

Nerica is not a GMO either, since it does not involve any genetic modification, even though techniques of biotechnology, such as embryo rescue, have been used in the process.

Farmers’ organisations have been criticising this situation for years. They point out that the structural adjustment polices imposed on African countries by the international financial institutions in the 1980s undermined state support for agriculture and removed measures to prevent the dumping of cheap imported rice. They warned that, by turning their backs on local rice production and depending on imported food aid, governments were destroying the livelihoods of local rice farmers, enriching a small number of importers and leaving their populations vulnerable to swings in world prices. The current food crisis, in which the price of rice has practically doubled since 2002, has led African governments to reassess their dependence on imported rice and other staples. Nowadays everyone, including farmers, politicians and donors, seems to agree that something must be done to change the situation.
Some say that the rice crisis in Africa can be solved by boosting local production by increasing yields. They are convinced that the problem is essentially technical rather than political. In their eyes, traditional rice farming is inefficient and suffers from a lack of infrastructure, chemical inputs and, above all, high-yielding seeds, such as those that transformed rice production in Asia during the Green Revolution in the 1960s and 1970s. If previous attempts to transform rice growing in Africa along these lines failed, for them this was not because of the model of the choice of technologies, but because of a lack of high-yielding varieties adapted to African conditions. They believe they have now found the solution in the form of New Rice for Africa – acronym Nerica.

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domingo, enero 18, 2009

LA VERDAD ACERCA DEL ETANOL DE CAÑA

Ya hay eco-empresarios por ahí que están proponiendo el cultivo de caña para etanol en Puerto Rico. En este país el número de carros y camiones es tan grande que habría que forrar la isla de cabo a rabo con monocultivos de caña para lograr alguna reducción en nuestras importaciones de petróleo. Tengan en mente los siguientes datos:

* Se requieren 393 kilogramos de combustible fósil para poner una hectárea de caña de azúcar a producir.

* Hacen falta 12 a 14 kilogramos de caña para hacer un litro de etanol

* La erosión en los monocultivos de caña es severa. Estos cultivos pierden 31 toneladas de suelo por cada hectárea.

* Producir un litro de etanol en Brasil requiere de 7 mil litros de agua.

* Las destilerías de etanol producen diez litros de agua contaminada por cada litro de etanol que producen.

FUENTE: http://www.e360.yale.edu/content/feature.msp?id=2106

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